Seguís
caminando a pesar de saber que mil cosas quedan atrás. Te mantenés en un limbo
sin siquiera darte cuenta. No sabés cómo llegaste. No sabés ni siquiera que
estás ahí. Pero seguís viviendo, seguís caminando, acá no pasó nada. Te despertás
y seguís, ¿o empezás? No sabés. Tampoco te interesa saberlo. Nuevos
contextos..algunos suman, otros no tanto, pero para vos ninguno resta. Y te
preguntás cómo todo esto es posible. Reconocés una vez más que la vida te dio
un giro tan brusco que te pone la piel de gallina. Te das cuenta que estás
caminando hacia un rumbo completamente nuevo, que hace poco tiempo no tenías
idea que existía. Pero también empezás a reconocer qué es lo que forma parte
del limbo y que no. Y como la neblina cuando se despeja, el limbo desaparece y
todo se va mostrando cada vez más claro. Bueno, a decir verdad, CASI todo..pero
eso no tiene relevancia. Creciste, cambiaste, seguiste. Pero dudás, ¿todo esto
en tan poco tiempo? Sí.
Bajás del
limbo, pero solo por un rato. Porque siempre hay cosas que te hacen bajar y
mirar por la cerradura lo que hay del otro lado de la puerta que, ahora, está
atrás tuyo. Lo mirás con cariño y un poco de nostalgia pero volvés a subir para
dejar que los límites entre la realidad y TU limbo, se vuelvan a mezclar.
Atentamente:
una mujer que no para de bajar y subir
No hay comentarios:
Publicar un comentario